Ser sustentable no es solamente saber separar la basura entre orgánica e inorgánica, cuidar el agua y reutilizar. No. En estas épocas de crisis (que en gran parte no queremos ver) ser sustentable es sí, interesarse por nuestro planeta, pero entender que somos parte de un todo. De una naturaleza que nos abraza y a la que no podemos dominar, sino entender y en la que debemos tener una parte activa y de colaboración.
Y además, tener claro, que como especie social que somos, nos urge dejar el individualismo de lado y comprender que interesarnos en el bien común nos llevará a poder seguir existiendo.
Llevar esta postura a nuestros entornos, propiciará que podamos motivar un cambio. Dicen que no hay mejor maestro que el ejemplo y lo creo. El año pasado me tocó conocer lo que la Capellanía Armada Mundial de la Paz está haciendo. Esta organización no gubernamental es un movimiento de derechos humanos fundado en 2020, que empodera a la comunidad, facilitando oportunidades de liderazgo y abogando por cambios con un impacto real.
Tiene como misión formar, asociar y acreditar planes de desarrollo integral, así como la difusión y protección de los Derechos Humanos, a favor de las familias vulnerables que se encuentren dentro de territorio nacional e internacional en casos de emergencia y desastres naturales en conjunto de secretarias, autoridades gubernamentales y organismos nacionales e internacionales. Hablar de impacto, me parece realmente sobresaliente, pues solo a través de éste, podremos motivar y avanzar a la mejora. Involucrándonos y responsabilizándonos de lo que nos toque.
No se trata de que uno solo quiera resolver los problemas del mundo. Se trata de detectar con sensibilidad los problemas que tenemos cerca y ponernos en real acción. Porque opinar y quejarnos es fácil. Pero poner manos a la obra, quitarnos “la comida de la boca, para ofrecérselo al prójimo” (es una metáfora, por favor entiéndala así), eso, es lo realmente difícil. Empecemos por nosotros, dejemos de un lado el tener y centrémonos el ser, construya desde una posición más ética y honesta todo lo que esté en sus manos.
Ayudar a los demás y marcar la diferencia en la vida de otras personas, es una de las mejores formas de darle un sentido a tu vida. Según las investigaciones, ayudar a los demás mejora tu sentido de propósito e identidad, especialmente si has dejado de tener un rol que definiría tu vida.
La solidaridad significa ayudar y apoyar al otro, se fundamenta en el respeto y la empatía. Y lo mejor es que se puede practicar en cualquier momento. Basta ya, de forzosamente querer una recompensa material a todo lo que hagamos. Práctiquemos la Eupatía (recuerda que le hablé al respecto en mi columna de la primera semana de octubre de 2022, sino, lo invito a buscarla) haga el bien por el simple placer de hacerlo.
Aventémonos un clavado a nuestro interior y reconstruyamos desde ahí. Si hay parámetros que desaprender pongamos manos a la obra. Si necesita guía, le cuento que la Capellanía cuenta en nuestro estado con un grupo liderado por la Mtra. Martha Villegas, presidenta en nuestro estado, quien acompaña, motiva y da seguimiento a la obra de cualquier interesado en ayudar, además siempre esta atenta de salvaguardar los derechos humanos de cualquier grupo vulnerable. Concienticemos a donde hemos llegado en nuestro afán de obtener sin límites e identifiquemos las crisis cercanas y tratemos de no repetirlas. Repito, un buen comienzo puede ser usted mismo. Todo su entorno se lo va a agradecer.
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