Arturo Pérez Reverte, escritor e integrante de la Real Academia Española, llamó “imbéciles, sinvergüenzas, oportunistas, demagogos o las cuatro cosas a la vez” al casi ya ex presidente Andrés Manuel López Obrador y a la presidente electa Claudia Sheinbaum, luego de que esta última no invitara a Felipe VI, actual Rey de España a su toma de protesta, argumentando, que no es requerido por no haber contestado la carta que Obrador le envió en 2019, exigiendo disculpas por los agravios cometidos hace 500 años, por la “conquista”.
Claudia no ha tenido más que mantenerse en su dicho y apoyar a su sensei, mediante un comunicado con una sintaxis pobre que una vez más nos revela el nivel de los integrantes del gabinete. ¡Hágame el semejante favor! Una vez más los dirigentes de este movimiento llamado 4T, dan muestra del tremendo resentimiento social, histórico, político, económico, cultural, que le tienen, a todo lo que se mueva.
Ya sé que me lloverán las pedradas, pero es una realidad, no miento. Mira que suficiente tuvimos con el numerito de enviar una carta 500 años después solicitando una disculpa ridícula, y todavía siguen “montados en su macho” reiterando el hecho, y colocándonos en una posición absurda. Imagine que Felipe y Andrés están “chateando” por whatsapp, bueno pues, después del mensaje de la exigencia de disculpas, no veo otra respuesta más que el emoticón de payaso varias veces.
AMLO dice que sería un acto de humildad por parte de España, disculparse, por los abusos cometidos, reitero más de 500 años después. No se puede negar que fue una invasión. Hubo matanzas, imposiciones, la llamada conquista se hizo con la espada y la cruz. Se edificaron las Iglesias encima de los templos, muchos incluso han calificado el hecho como un genocidio. Pero exigir disculpas ya no viene al caso y está fuera de tiempo.
En 1836, quince años después de la independencia y tras cruentas luchas y 300 años de colonia, México y España firman un tratado que se llama Tratado de Paz y Amistad.
Si en ese momento se pudo conseguir ese logro, doscientos años después ya no tiene sentido revivir el tema. Además, a los Morenistas de la presidencia, se les olvidó que el Rey Juan Carlos el 13 de enero de 1990, en una visita a Oaxaca, frente a siete diferentes etnias, representativas, lamentó los hechos de la conquista. Y a las finales, no, no se trata de quedarnos en blanco, y hacer borrón, repito, los hechos los conocemos todos, y cada vez más deberíamos entenderlos y aprender de ellos.
Desde tiempos del Imperio romano, y tal vez mucho antes, las sociedades del mundo viven épocas de conquistas. Por ello el líder indígena, Iaku Signingioy, establece que “se debe hacer un ejercicio de reconciliación a nivel mundial en la búsqueda de que los pueblos puedan conocer las verdades” y así dejar de lado las doctrinas de fundamento de la sociedad que se sustentan en “que siempre hay ganadores tras esos procesos”.
Pero más allá de las teorías que existen sobre el tema, entre las que se encuentran la violencia de algunas sociedades originarias de América Latina, la pregunta que surge es: ¿Por qué López Obrador decidió hacer la petición?, ¿es una propuesta populista o busca construir un apoyo a partir de hechos que marcaron a la sociedad latinoamericana?.
Por otro lado, ¿qué ganarán los pueblos originarios con el perdón?, ¿les permitirá mejorar su calidad de vida actual?, ¿cambiará su manera de exigir mayor respeto a sus derechos?
Las disculpas no se exigen, exigidas no sirven de nada. El que comente una infracción o actua de mala fe, tiene que tener su propio proceso de consciencia para buscar el perdón del prójimo. Si no lo hace, seguirá estancado y no es responsabilidad del agraviado, andar exigiendo, eso revictimiza y daña. No es posible, que los mandatarios de un país, estén llevando a todo un pueblo a la revictimización. Pero la ceguera del resentimiento anula todo.
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