Saipán busca salvar a perros callejeros de la eutanasia

  • La isla presenta una proporción inusualmente alta de canes.

AGENCIAS

SAIPÁN

En las calles de la isla de Saipán, en el Pacífico tropical de Estados Unidos, miles de perros y gatos deambulan sin hogar ni esperanza.

Pumpkin el perro era uno de ellos, hasta que su suerte cambió gracias a la intervención de Lauren Cabrera, responsable de sanidad animal del Departamento de Territorio y Recursos Naturales de las Islas Marianas del Norte.

Considerada demasiado traumatizada para ser adoptada, Pumpkin estaba en lista de eutanasia en el Refugio de Control Canino de la Alcaldía.

Sin embargo, Cabrera decidió adoptarla y llevarla a su hogar, donde vive con su familia. A pesar de que Pumpkin fue una de las afortunadas, la mayoría de los perros callejeros de Saipán no corren la misma suerte.

Saipán, con unos 42 mil residentes humanos y más de 21 mil perros callejeros, enfrenta una crisis de sobrepoblación canina.

Se les aplica eutanasia a 40 animales por semana

El Refugio de Control Canino de la Alcaldía se ve obligado a aplicar la eutanasia a entre 20 y 40 animales cada viernes, muchos de ellos sanos.

Cabrera, oriunda de New Hampshire, se mudó a Saipán en 2012 y desde entonces ha sido testigo de la difícil realidad de los perros asilvestrados de la isla, conocidos como «boonie dogs».

Solo hay un 2 % de adopción

Descendientes de los perros traídos por las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, estos animales luchan por encontrar un hogar en una isla con una tasa de adopción del 1 al 2 por ciento.

Ante esta situación, Cabrera cofundó el Boonie Flight Project, una organización dedicada al rescate y transporte de perros desde Saipán y Guam hacia adoptantes y refugios en la parte continental de Estados Unidos.

Hasta la fecha, el proyecto ha enviado 618 perros a nuevos hogares, evitando así su trágico destino en el Refugio de Control Canino.

A pesar de las dificultades logísticas y el costo de la adopción de perros de Saipán, Cabrera continúa su lucha por salvar a estos animales.

Después de un día de eutanasia, se siente agotada pero motivada por la posibilidad de brindarles una segunda oportunidad a los perros callejeros de la isla.