Desde el Café / Ni borrachos que estuvieran / Bernardo Gutiérrez Parra

La noche del 15 los ojos de los veracruzanos estuvieron puestos en el puerto jarocho, concretamente en el Palacio Municipal. Y es que había morbo por saber si la alcaldesa Patricia Lobeira saldría al balcón a dar el tradicional Grito, ya que no se le había visto en un evento público desde que su marido Miguel Ángel Yunes Márquez votó a favor de la reforma judicial. Y más morbo había por saber si éste la acompañaría.

Pero todo transcurrió dentro de la normalidad. Enfundada en un elegante vestido rojo y sin estorbosas compañías, la alcaldesa ondeo la bandera y vitoreó a los héroes que nos dieron patria.

“Al marido lo dejó en su casa e hizo bien, porque la rechifla y los gritos de traidor traidor hubieran opacado los vivas a nuestros héroes”, me dijo un colega que cubrió el evento.

En Xalapa la nota la dio la gobernadora electa Rocío Nahle que apareció en Palacio de Gobierno acompañando a Cuitláhuac García y a la plana mayor de los que ya se van.

La víspera había dado su punto de vista sobre la probable llegada de los Yunes del El Estero a Morena con un rotundo y terminante “Nos reservamos el derecho de admisión”.

Contra lo que se anda diciendo por ahí, el comentario de Rocío no choca con el de Claudia Sheinbaum, que la semana anterior dijo que la historia reconocerá a Yunes Márquez por su voto a favor de la reforma. Tampoco con el mensaje que Andrés Manuel López Beltrán subió a sus redes, donde califica al senador de patriota y agrega que será bienvenido a Morena.

No se necesita ser adivino para intuir que cuando Yunes Márquez vaya a Palacio Nacional por su premio, Claudia le diga: “Mira, no te puedo dar nada ahorita, pero sigue esperando a que la historia te reconozca”. Y en caso de que López Beltrán le dé la bienvenida al partido incluso con fanfarrias, será para arrumbarlo en el rincón de los trebejos. Pero de que le abran las puertas (a él y a su papá) como lo hizo Alejandro “El Pipo” Vázquez Cuevas en el PAN, eso está muy verde.

No hay que olvidar lector que el Pipo cometió el error de aceptar a Miguel Ángel Yunes Linares en el blanquiazul y tiempo después el choleño lo echó del partido y se adueñó de él.

Tampoco hay que pasar por alto que desde Palenque, Andrés Manuel López Obrador será una especie de Big Father que vigilará con lupa el movimiento de su rebaño y jamás aceptará que unos advenedizos como los Yunes Linares-Márquez, se quieran apropiar de lo que tanto trabajo le costó construir.

No dudo que en un futuro y para tenerlos cerca (como se debe tener a los traidores) los acepten en el partido; no dudo que a regañadientes y por pura disciplina partidista los militantes morenos convivan con ellos. Pero de eso a que los pongan donde hay, es decir, que les otorguen canonjías que están lejos de merecer como la candidatura a gobernador para Yunes Márquez en el 2030 uta no, nomás no.

Ni borrachos que estuvieran en Morena.

[email protected]